TENDENCIAS
MUNDIALES DEL EMPLEO JUVENIL 2012
La crisis del empleo juvenil continúa
La crisis económica
puso fin abruptamente a la disminución gradual de la tasa mundial de desempleo
juvenil durante el periodo 2002-07. Desde 2007, la tasa mundial de desempleo
juvenil ha comenzado a subir una vez más. El aumento ocurrido entre 2008 y
el periodo más alto de la crisis económica de 2009 borró gran parte de los
logros alcanzados en los años anteriores.
Globalmente, la tasa
de desempleo juvenil se ha mantenido cerca de su punto máximo alcanzado durante
la crisis de 2009. Con un 12.6 por ciento en 2011 y una proyección de 12.7
por ciento en 2012, la tasa mundial de desempleo juvenil sigue estando por
lo menos un punto por encima de su nivel en 2007. Cerca de 75 millones de
jóvenes están desempleados en el mundo, lo que equivale a un incremento de
más de 4 millones desde 2007. Las proyecciones a mediano plazo (2012-16)
sugieren una leve mejora en el mercado laboral de los jóvenes. Se prevé que
en 2016, la tasa de desempleo juvenil se mantendrá al mismo alto
nivel.
Grandes aumentos
fueron registrados, particularmente, en las economías desarrolladas y la Unión
europea, Europa central y Sudoriental (no UE) y CEI, américa latina y el
caribe y el sur de Asia. En las economías desarrolladas y la Unión
europea, así como en el sur de Asia, el progreso no ha sido lo
suficientemente importante para retroceder el impacto de la crisis
económica mundial. En África del norte, la tasa de desempleo juvenil ha
aumentado considerablemente tras la Primavera Árabe, incrementándose de 5
puntos entre 2010 y 2011 y agregándose a un nivel, de por sí ya alto, de
desempleo juvenil en la región, así como en el Medio Oriente.
A pesar que persisten
(grandes) diferencias en las tasas de desempleo juvenil regionales, todas
las regiones enfrentan grandes desafíos en el área del empleo juvenil. Incluso
en Asia del este, la tasa de desempleo juvenil en 2011 fue 2.8 veces más
alta que la tasa de adultos. A parte de los efectos negativos inmediatos,
económicos y sociales, del alto desempleo juvenil, es importante
considerar sus efectos perjudiciales sobre una futura inserción laboral y los
salarios.
Crisis
económica y participación de la fuerza laboral juvenil
Desalentados por las tasas de
desempleo juvenil, muchos jóvenes han abandonado completamente la búsqueda de
trabajo, o han decidido posponerla y permanecer dentro del sistema educativo.
Si la tasa de desempleo es ajustada a partir de la deserción provocada por la
crisis económica, la tasa mundial de desempleo juvenil aumentaría de 12.6
a 13.6 por ciento.
El retiro de la
fuerza laboral debido a la crisis consta de un total de 6.4 millones de
jóvenes en todo el mundo y es especialmente importante en las economías
desarrolladas y la Unión europea. La presión que recae sobre los jóvenes
en busca de empleo se incrementará aún más cuando aquellos que han
retrasado su entrada al mercado laboral regresen al mundo activo y empiecen
a buscar trabajo. En contraste, la tasa de participación juvenil en Europa
central y Sudoriental (no UE) y CEI es mayor de lo esperado, en relación a
las tendencias anteriores a la crisis, lo cual es probablemente impulsado
en parte por la pobreza.
las tasas de
participación de los jóvenes, hombres y mujeres, no solo están
condicionadas por las aspectos económicos sino también por factores
institucionales, tales como valores sociales más
amplios, la cultura y las normas, los cuales son particularmente importantes en
las regiones con grandes brechas de género, como el sur de Asia, el Medio
Oriente y África del norte. Por lo general, las tasas de participación
femeninas muestran un patrón en forma de U, con altas tasas de
participación en los niveles de bajo ingreso per cápita, las cuales
disminuyen a medida que los países se desarrollan, antes de volver a más
altos niveles de ingreso. Esto hace difícil separar el efecto de la crisis
económica sobre las tasas de participación femenina, de los factores
institucionales y culturales.
¿Empleo
temporal y trabajo a tiempo parcial: transición o trampa?
En el mundo, muchos jóvenes están atrapados
en trabajos de baja productividad, temporales o de otro tipo que no están
a la altura de sus aspiraciones y que a menudo no dejan abierta la posibilidad
de pasar a puestos permanentes, de mayor productividad y mejor remunerados.
En las economías desarrolladas, los jóvenes
son contratados, cada vez más, en empleos atípicos y la transición al
trabajo decente sigue siendo postergada. El crecimiento del empleo temporal
y del trabajo a tiempo parcial en la última década, principalmente desde la
crisis económica mundial, sugiere que este trabajo es cada vez más utilizado,
ya que es la única opción disponible. Por ejemplo, en la Unión europea, el
número de jóvenes con un empleo a tiempo parcial así como el número de
jóvenes con un empleo temporal ha crecido más rápido que el de los adultos
en ambos casos, antes y durante la crisis económica.
La tendencia hacia un mayor índice de
contratos temporales ha alimentado el debate acerca de la flexibilidad del
mercado laboral en general, y de la dualidad del mercado laboral en particular.
A pesar que no hay muestras concluyentes del impacto de la legislación de
protección del empleo (LPE), en los niveles agregados de empleo/desempleo,
la lPe podría afectar la posición de grupos particularmente vulnerables
dentro del mercado laboral, tales como los jóvenes. Una estrategia de
reforma parcial (de doble vía) de la lPe, que involucra solamente las reformas
del mercado laboral para nuevos contratos, mientras que deja los derechos
en materia de seguridad de los trabajadores involucrados iguales, podría
haberse sentido desproporcionadamente por los jóvenes. Además, la
tendencia hacia una menor permanencia de los jóvenes trabajadores en muchos
países europeos podría deberse a la combinación de legislaciones menos
estrictas hacia la regulación de los costos de despido y de los trámites
para los contratos regulares (no contratos temporales), junto con el
escaso poder de negociación individual de los jóvenes.
En las economías en desarrollo, los jóvenes
enfrentan fuertes barreras estructurales en su búsqueda de trabajo
decente. La proporción de empleo remunerado en relación al porcentaje del
empleo total es baja, en gran parte del mundo en desarrollo; una alta
proporción de los jóvenes tienden a trabajar sin remuneración en el hogar
(informal) o apoyar en los negocios familiares o granjas. La transición de
la escuela al trabajo también puede incluir fases de desempleo o periodos de
empleo temporal u ocasional, si tales oportunidades surgen, mientras que
al final lo más probable es que los jóvenes terminen trabajando por cuenta
propia. Las tendencias demográficas son tales que la fuerza laboral de los
jóvenes sigue creciendo precisamente en aquellas regiones donde existen
pocas oportunidades de trabajo remunerado y donde la escasez de trabajo
está muy extendida, en particular en África Subsahariana y Asia meridional.
La
educación y el mercado laboral
La educación y la capacitación son esenciales
para que los jóvenes puedan incorporarse al mercado laboral con éxito ya que
incrementan su productividad y empleabilidad potencial. En las economías
desarrolladas, la educación también sirve como un escudo contra el
desempleo para muchos jóvenes y hay un fuerte vínculo entre el nivel
educativo y los resultados laborales.
En particular, los individuos con educación
primaria o inferior, a menudo tienen las tasas de desempleo más altas y
mucho peores que aquellos con más altos niveles de educación en los tiempos de
crisis.
Sin embargo, un mayor desarrollo de capital
humano y mayores niveles de educación no se traducen automáticamente ni en
una mejora de los resultados en el mercado laboral ni en más puestos de
trabajo. En las economías en desarrollo los puestos de trabajo disponibles
están limitados a sectores formales pequeños y la juventud no posee necesariamente
las habilidades adecuadas para calificar a aquellos trabajos. Los rápidos
cambios estructurales en estas economías crean desajustes geográficos y de
habilidades, los cuales plantean desafíos particulares a los sistemas de
educación y de formación y a la capacidad de respuesta de éstos a las
necesidades del mercado laboral. En este sentido, se necesita información
adecuada sobre el mundo laboral a fin de poder facilitar el rol de la
educación, el cual es cumplir con la demanda de trabajo actual y facilitar
un cambio.
Los jóvenes que no trabajan ni estudian se
han convertido en un gran motivo de preocupación para los responsables
políticos, en particular, en las economías desarrolladas. este grupo,
llamado «neet» (de sus siglas en inglés, ni en educación, empleo o formación),
a menudo constituye al menos 10 por ciento de la población joven, e
incluye, de forma desproporcionada, jóvenes con un nivel bajo de educación en
los países desarrollados. Muchos países han introducidos políticas para
hacer frente a este fenómeno apuntando a subgrupos especí-ficos de la neet,
tales como los desertores de la escuela o jóvenes desempleados.
Políticas
de empleo juvenil
Se proyecta que para el 2012 las tasas de
desempleo juvenil no variarán. Muchas de las regiones del mundo hacen
frente a grandes desafíos en materia de empleo juvenil. Dentro de este
contexto, las políticas de empleo juvenil toman gran prioridad. Algunas de las
áreas de intervención más importantes son:
Políticas
macroeconómicas y de crecimiento: donde sea fiscalmente posible; esto es
crucial para mantener o mejorar las medidas que pueden ayudar a impulsar
la creación de empleo y poner en marcha la recuperación de empleos sostenibles.
el empleo juvenil es una prioridad creciente en las agendas políticas
nacionales, pero a menudo no se traduce lo suficiente en los programas a mayor
escala, el financiamiento es a menudo limitado y los recursos subestimados.
Políticas y
programas activos del mercado laboral: las medidas activas del mercado
laboral, tales como el desarrollo de servicios públicos de empleo, los
subsidios salariales y de capacitación o las reducciones de impuestos pueden
motivar a los empleadores a contratar jóvenes, así como a contrarrestar el
exceso de oferta de jóvenes trabajadores en tiempos de crisis. igual de
importantes son los programas que tienen por objeto el contrarrestar el
desajuste de habilidades técnicas entre los jóvenes, tales como los programas
de formación vocacionales, las re-capacitaciones de jóvenes desempleados y
desanimados, planes de formación en el lugar de trabajo, la creación o la
mejora de los sistemas de aprendizaje, programas de capacitación sobre
conocimientos prácticos y habilidades para la vida diaria para jóvenes
desfavorecidos.
Mejores
estrategias para mejorar la protección social para los jóvenes y adaptar las
reformas del mercado laboral a necesidades específicas. el empleo decente
no trata sólo de generar cualquier tipo de trabajo, sino también de
mejorar la calidad de éstos.
Diálogo
social y alianzas para el empleo juvenil: establecer alianzas de base amplia, a
fin de hacer realidad el compromiso hacia el empleo juvenil. las alianzas
entre gobiernos, organizaciones de empleadores, sindicatos y otras
organizaciones pueden ser decisivos para determinar las acciones más apropiadas
a nivel nacional y local para la promoción del trabajo decente para los
jóvenes.
Apoyar una
mayor información sobre el mercado laboral y los sistemas de análisis, los
cuales sirven de base para supervisar los mercados laborales y diseñar e
implementar políticas efectivas.
TOMADO DEL SITIO: http://www.ilo.org/global/publications/books/global-employment-trends/youth/2012/WCMS_181091/lang--es/index.htm
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