2 de noviembre de 2011


Informe sobre el Trabajo en el Mundo 2011 - La OIT dice que el mundo avanza hacia una nueva y más profunda recesión del empleo y advierte sobre un aumento de la tensión social

En un análisis sombrío publicado en vísperas de la cumbre de los líderes del G20, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que la economía mundial se encuentra al borde de una nueva y más profunda recesión del empleo, que retrasará aún más la recuperación económica a nivel global y que puede generar más tensión social en un gran número de países.

Comunicado de prensa | 31 de octubre de 2011
GINEBRA (Noticias de la OIT) - En un análisis sombrío publicado en vísperas de la cumbre de los líderes del G20, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que la economía mundial se encuentra al borde de una nueva y más profunda recesión del empleo, que retrasará aún más la recuperación económica a nivel global y que puede generar más tensión social en un gran número de países.
“Hemos llegado al momento de la verdad. Las posibilidades de evitar una “doble caída” del empleo son limitadas y debemos aprovecharlas”, afirmó Raymond Torres, Director del Instituto Internacional de Estudios Laborales de la OIT, que publicó el informe.
El nuevo “Informe sobre el Trabajo en el Mundo 2011: Los mercados al servicio del empleo” (en inglés) sostiene que el estancamiento de la recuperación económica comienza a afectar drásticamente a los mercados laborales. Si se mantienen las tendencias actuales, serán necesarios al menos cinco años para que el empleo regrese a los niveles anteriores a la crisis en las economías avanzadas, un año después de lo previsto en el informe del año pasado.
El informe señala que el mercado laboral ya se encuentra dentro del límite habitual de seis meses que lleva para que una desaceleración económica impacte sobre el empleo, y dice que será necesario crear 80 millones de puestos de trabajo durante los próximos dos años para regresar a las tasas de empleo que existían antes de la crisis. Sin embargo, la reciente desaceleración del crecimiento sugiere que es probable que la economía mundial genere sólo la mitad de ese número de puestos de trabajo.
El informe también presenta un nuevo índice de “tensión social”, que refleja los niveles de descontento social a raíz de la falta de empleos y el enojo de la gente que siente que el peso de la crisis no está siendo distribuido de manera equitativa. El informe señala que en más de 45 de los 119 países analizados, la tensión social está aumentando. Este es el caso principalmente en las economías avanzadas, en particular en Estados Unidos, la región árabe y, en menor medida, Asia. Por el contrario, existe una estabilización o un menor riesgo social en África Subsahariana y América Latina.
El estudio muestra que cerca de dos terceras partes de las economías avanzadas y la mitad de las economías emergentes y en desarrollo, para las cuales existen datos recientes, están atravesando nuevamente una desaceleración del empleo. Esto se suma a una situación laboral que ya de por sí era precaria, con el desempleo mundial por encima de los 200 millones a nivel mundial, es decir, la cifra más alta jamás registrada.
El informe cita tres razones por las cuales la actual desaceleración económica puede tener un impacto particularmente graves sobre el panorama laboral: primero, en comparación con el comienzo de la crisis, las empresas están en una posición más débil para retener a sus trabajadores; segundo, a medida que aumenta la presión para adoptar medidas de austeridad fiscal, los gobiernos están menos dispuestos a mantener o adoptar nuevos programas de apoyo al empleo y al ingreso; tercero, dado la falta de coordinación política a nivel internacional, los países han quedado en posición de actuar de manera aislada.
Otras conclusiones importantes del informe incluyen:
  • Cerca de 80 millones de nuevos puestos de trabajo serán necesarios durante los próximos dos años para regresar a las tasas de empleo anteriores a la crisis (27 millones en las economías avanzadas; el resto, en países emergentes y en desarrollo).
  • De los 118 países para los cuales existen datos, 69 registraron un aumento en el porcentaje de personas que manifiestan un empeoramiento de su nivel de vida en 2010 comparado con 2006.
  • En la mitad de los 99 países analizados, las personas entrevistadas dijeron que no tenían confianza en sus gobiernos nacionales.
  • En 2010, más de 50 por ciento de los habitantes de los países desarrollados declararon que no estaban satisfechos con la oferta de trabajos decentes (en países como Eslovenia, España, Grecia, Italia y Portugal, más del 70 por ciento de las personas entrevistadas se manifestaron descontentas).
  • Entre 2000 y 2009, 83 por ciento de los países registraron un incremento de la parte de los beneficios corporativos en el PIB. Sin embargo, durante el mismo período, las inversiones productivas se estancaron a nivel mundial.
  • En las economías avanzadas, el crecimiento de los beneficios de las empresas no financieras se tradujo en un incremento importante en el pago de dividendos (de 29 por ciento en 2000 a 36 por ciento en 2009) y de inversiones financieras (de 81,2 por ciento del PIB en 1995 a 132,2 por ciento en 2007). La crisis invirtió levemente esta tendencia, que se recuperó en 2010.
    La volatilidad de los precios de los alimentos se duplicó a lo largo del período 2006-2010 en relación con los cinco años anteriores, afectando de esta manera las perspectivas de trabajo decente en los países en desarrollo. Los inversionistas financieros se benefician más de la volatilidad de los precios que los productores de alimentos, en particular los pequeños productores.
El informe llama a que se mantengan y, en algunos casos, se fortalezcan los programas a favor del empleo, y advierte que los esfuerzos por reducir la deuda pública y el déficit con frecuencia se han enfocado de manera desproporcionada en el mercado laboral y las medidas sociales. Por ejemplo, el informe muestra que un aumento del gasto en políticas activas del mercado laboral de sólo 0,5 por ciento del PIB podría incrementar el empleo en entre 0,4 y 0,8 por ciento, dependiendo del país.
El informe también exhorta a apoyar las inversiones en la economía real, a través de la reforma financiera y de medidas que favorezcan las inversiones.
Por último, el informe sostiene que el adagio según el cual la moderación de salarios lleva a la creación de empleos es un mito, e invita a adoptar una estrategia de recuperación integral basada en los ingresos. Esto además ayudaría a estimular las inversiones y al mismo tiempo reduciría las excesivas desigualdades en los ingresos.

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